
Me volví hacia la puerta, intentando cubrir con mi mano el rayo de luz que quemaba mis ojos al filtrarse por la ventana. Sin duda me debí haber planteado mejor la situación antes de convencerme de que todo saldría bien. Que si venia a buscarte y te explicaba como habían en verdad sido las cosas me perdonarías. Hubiese creído que jamás llegaría a este punto. ¿Que diría mi padre si me viese en esta situación?. Rogando el perdón de quien me lastimo sin el menor sentido de la compasión. Renunciando a mis creencias y olvidando lo que en verdad merece ser recordado.
Al menos hoy puedo decirme que hice todo lo posible. Al menos puedo echarle a tu orgullo la culpa y olvidarme de mi pesar.
Solo queda decir adiós. Esperanzado en el consuelo de volver a ver tu rostro por última vez antes de que me marche de tu vida para siempre. Y aunque se que todo se desvanecerá en los próximos segundos, no puedo evitar sentir ante la mayor desdicha que podría imaginar, que la fortuna tocara mi puerta al permitirme verte otra vez. Ya sea un segundo... Será mi todo... Más allá de ese instante no habra nada.
Abro la puerta y volteo esperando una señal que anule mi partida. Pero tus fríos ojos no cambian de parecer, solo se fijan en la ventana ignorando que jamás volverán a cruzarse con los míos.
Que puedo decir ahora?;
Que consuelo me espera cuando nada me queda?;
Como no desmoronarme y tirarme a sus pies rogando, suplicando, me perdones?.
A tu lado siempre me creí en cuento de hadas. En una dulce fantasía en las que prosperan los finales felices. Pero hoy, consiente de haber sido tan ciego se que fue una historia diferente. De esas que no escriben en los cuentos. Nadie nunca hará una película de nosotros. Nadie nos admirara. No hay ejemplo tras este escenario, solo alguien que daría hasta lo imposible por cambiar la realidad que lo espera al cruzar esta puerta.
Y hoy debo marchar. Dejando mis sueños y abandonando lo único que tenia sentido en mi vida. Hoy debo caminar en sentido opuesto a lo que creía mi destino. Volver a empezar sin ganas de vivir, seguir, continuar... Si el corazón y la voluntad me lo permiten, seguir adelante, solo caminando, sin expectativas, ni sueños, solo seguir... Como todos lo hacen y como se supone que debería hacerlo.
Y vuelvo a mirar la puerta que se cierra detrás de mí. Pero esta vez estoy del otro lado de la misma. Acariciando su estructura como si te acariciara por última vez. Aprendiendo, por esta vez, a entender que a veces no hay nada más que hacer.
Camino unos pasos y algo detras de mi me estremece. Mis sentidos cobran vida y mi mente deja de imaginar para dedicarse a percibir...
Una ráfaga de esperanza recorre mi cuerpo.
Una voz familiar me sorprende devolviéndome aquello que creí perdido. Dándome un suspiro de vida. Un instante más de algo que no sea nada. Un susurro, un suspiro. Tu voz diciendo "aguarda".